viernes, 13 de abril de 2007

CAUSAS DEL SUICIDIO



Hay muchísimas causas que pueden llevar a una persona a poner en práctica el acto del suicidio, aunque, a veces, ni siquiera se pueden determinar cuales son; a pesar de ello, aquí tenemos las que se consideran las más importantes:


- Pérdida de empleo, reveses de fortuna y miseria
- Desgracias de familia
- Amor contrariado y celos
- Alcoholismo, homosexualidad y adicción a las drogas
- Suicidio en autores de crímenes o delitos
- Sufrimientos físicos
- Enfermedades mentales
- Disgusto de la vida


De entre todos estos factores, los más comunes son los de pérdida: de la persona amada, del trabajo, de la salud, etc. Llegados a este punto es importante destacar el elevado número de suicidios a causa del alcoholismo; un estudio escandinavo reveló que muchos alcohólicos se suicidan durante un periodo de 5 años después de abandonar el hospital y, en la mayoría de los casos, tras la pérdida de su cónyuge o trabajo. Aquí se observa una alta vulnerabilidad a los acontecimientos negativos importantes de tipo interpersonal. El origen de la idea suicida en estos casos suele ser explicable con relación a la gran culpabilidad que presenta tras el fracaso de terapias de rehabilitación o rupturas interpersonales. En 1986, el 66 por ciento de los hombres internados y el 48 por ciento de las mujeres internadas, consumieron alcohol antes de suicidarse. Por esta razón, hay que mantener una estrecha vigilancia sobre el alcohólico antes, durante y después del tratamiento.


En relación con los síntomas de cualquiera de los factores anteriormente nombrados, los más comunes son los siguientes:



l) Depresión: Los estados de depresión severa pueden estar acompañados por trastornos de sueño, pérdida de apetito y de peso, desinterés por lo social, apatía, desesperanza y desamparo.
2) Psicosis: Los estados psicóticos pueden estar caracterizados por delirios, alucinaciones, pérdida de contacto y desorientación, ansiedad, culpa y hostilidad.
3) Angustia: La persona siente que no puede tolerar la presión de sus sentimientos de tensión (depresión agitada). Tal angustia se acompaña, además, de sentimientos negativos, como la desesperanza, la impotencia y el desamparo.
Pero esta característica puede inducirnos al error, trágico a veces, de preguntarnos si solamente se mata aquel que tiene auténtico deseo de morir y duda aquél que no tiene voluntad de sucumbir.

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